LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO

La importancia de llamarse Ernesto, cuyo título original en inglés es The Importance of Being Earnest, es una obra de Oscar Wilde escrita en 1895.

Aunque en Español siempre se ha preferido el título «La importancia de llamarse Ernesto», lo cierto es que la obra se titula «The importance of being earnest», que debe traducirse, literalmente, como La importancia de ser formal, pero su título suena igual en inglés que si se escribiera The importance of being Ernest y Wilde, obviamente, juega con esta igualdad fónica.

 Es una comedia que trata sobre las costumbres y la seriedad de la sociedad inglesa en la época victoriana.

Fue la única comedia que escribió Oscar  Wilde y está considerada uno de sus mejores trabajos según los críticos.

 Se estrenó por primera vez en el 14 de febrero de 1895 en el St. James’ Theatre de Londres.

Aunque subyugado por la trivialidad, Oscar Wilde no deja de trazar una aguda caricatura de los comportamientos de la gente bien de la Inglaterra de su época.

 Cada personaje es un divertido cínico y sigue conscientemente las normas que sabe vigentes y no las que señala el manual de buenas maneras.

Las muchachas están dispuestas a tragarse las excusas que les plantean sus respectivos novios después de haberlas engañado porque saben que son buenos partidos y están deseando hacerlo, y por tanto, prefieren agarrarse a lo bien dicho que están sus increíbles  justificaciones y olvidar el contenido: “En los asuntos de importancia, el estilo y no la sinceridad, es lo esencial”.

 Ellos, naturalmente, saben que el juego está en ocultar lo desagradable por muy verdadero que sea y ensalzar lo agradable por muy inexistente que también sea: “La verdad no es la clase de cosas que uno le dice a una chica guapa y refinada”.

Jack y Algernon, los dos personajes principales, son naturalmente flores de diversión. No entienden el mundo de otro forma. Las mujeres, desde luego, están para eso. “La única manera posible de comportarse ante una mujer, es cortejarla si es guapa o cortejar a otra si no lo es”.

 Cuando el mayordomo de Jack habla con ligereza del matrimonio, el joven caballero se preocupa, porque “si las clases inferiores no nos dan buen ejemplo, no sé para qué están”.

La comedia fluye con un gran dinamismo. Cada situación tiene su elemento de hilaridad y casi cada frase es un chiste.

Para los amantes de los aforismos y de las frases ingeniosas -abundantes en la obra de Wilde- aquí hay unos cuantos sacados del libro:

«¡El placer, sólo el placer! ¿Hay otra cosa que mueva a la gente?»

«De veras que no veo nada romántico en declararse. Estar enamorado es muy romántico. Pero no hay nada romántico en una declaración en toda regla. Sobre todo porque puede ser aceptada. Con lo que la emoción desaparece por completo. La esencia del romanticismo es la incertidumbre. Si me caso alguna vez, haré todo lo posible por olvidarlo.»

«En la vida marital tres son compañía pero dos no.»

«La ignorancia es como un fruto delicado y exótico; lo tocas y se estropea.»

«Hay gente a la que no se le deben contar ciertas cosas. La vida es una cuestión de tacto.»

«No creo que me gustase atrapar a ningún hombre sensato. No sabría de qué hablar con él.»

«Lo que nos parecen tragos amargos, son a menudo bendiciones disfrazadas.»

«El corazón posee cierta sabiduría tan efectiva como la de la cabeza.»